martes, 27 de enero de 2009
Navidad del cincuenta
En aquella navidad del cincuenta recibió los regalos más preciados: caramelos de leche y el jeep de lata.
Aquellos caramelos eran como la felicidad en ese momento. No quería comérselos para que durara más, aunque no eternamente.
Era como desear algo sin alcanzarlo. Al alcanzarlo se acababa la gracia de desear.
El deseo era más fuerte que la obtención de lo deseado.
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